Es un vino de color cereza de intensidad media con brillante ribete cardenalicio. En nariz resulta rico en matices, destacan aromas de café, toffe, cacao y pasas. La entrada en boca denota viveza y una gran intensidad en aromas dejando un final sedoso y atractivo al paladar. Encontramos las mismas notas anteriormente descritas junto con un toque mineral y de monte mediterráneo, expresando así su procedencia en clima y suelo.
Anna –
Sin ser experta en vinos ya que sólo sé lo que me gusta y lo que no, la cabra y la bota para mi es: Goloso, sedoso y sabroso a partes iguales!!
Amor al primer trago